miércoles, octubre 18, 2006

Una vida perfecta


Nació con la marraqueta bajo el brazo. Jugó con Fisher-Price y celebró sus cumpleaños con la cajita feliz de McDonald. Durante su adolescencia participa en el centro de alumnos del "Nacional" y sale en la tele tocando y cantando canciones de Silvio Rodriguez.
Toma y se emborracha. Ama la vida y sus amigos lo aman.
Alguna vez criticó a la sociedad humana de pies a cabeza. Hoy vive la posmodernidad como se debe, se entrega a la enajenación y gasta la mesada que le da su padre, Senador de la República, en poppers y otros químicos que lo harán alucinar las más grandes fantasías que nunca antes vio ni en Fantasilandia ni en Disneyworld.
Él es feliz. Él es feliz. Él es feliz. Tiene novia y unas tres aventurillas por ahí. Él es feliz. Él es feliz. Él es feliz. Compone música electrónica y trabaja por las noches en algún pub de Providencia. Se licencia de Ingeniería Comercial. Ahora es autosuficiente. Se va de su hogar, vive sin compañía durante dos años y convive durante otros dos con quién ahora es su señora. Tiene 6 hijos exitosos que le llevan sietes por montón. Un día invita a sus compadres a un asadito a su hogar. Ríen y ríen. Luego hablan de negocios, explotación y miseria. Ellos son felices. Ellos son felices. Ellos son felices. Mientras huelen el rico aroma de la carne asada, cae un meteorito y los aplasta junto a sus familias. Una vida perfecta con un final perfecto.